Saludos estimados humanos cyberadictos que gustan de pasear por este rinconcito llamado La Suma Inteligente. Como en este momento no tengo ideas para escribir algo en este pinche blog, pues les contaré una historia bieeeen bonita que tiene todos los elementos de una gran obra de teatro... Al más puro estilo del Tesoro del Saber, les platicaré la triste historia de un hombre que quiso ser Dios y terminó como perro. Espero la disfruten, y cualquier parecido con la realidad o la ficción no es mi pedo, ok?
Y aquí, mis queridos educandos, empiezo mi relato:
Había una vez un cientifico loco llamado FrankenManuel López Obrador. Alguna vez compitió por el trono de un país absurdo y contradictorio, pero le ganó Pipo, un simpatico achichincle que vestía saco azul encima de su playerita tricolor. Cuando FrankenManuel fué derrotado, su locura aumentó y se sintió abandonado por todos aquellos "aldeanos a los que queria proteger", por no decir que quería quitarles su lana. En aquellos años tenía un puestecito mediocre de Jefe Capitalino, pero no logró mas que un par de Segundos Pisos hechos al aventón y un Metrobus que a unos meses de distancia tuvieron que rehacer, porque en su momento quedó de la chingada.
Así pues, con la derrota en hombros y varios proyectos fallidos, se alejó para siempre de su tribu, los PRD (Perros que Roen Desechos). Desde lo más oscuro del Zocalo daba pláticas, talleres de rebelión y organizaba a su fiel escudero, Marcelo, para que hiciera lo necesario para mantenerlo con vida. Los P-R-D lo apoyaban aún cuando sabían que cerrar la gran avenida de la Ciudad eran una estupidez, sin embargo lo arroparon.
Pero tiempo después las cosas cambiaron. La gente ya no creía tanto en sus promesas de un país hecho a la medida, y comenzaron a faltar a los mitines. Inclusive Santa Claus le quiso ayudar, pero el cientifico ya estaba muy agotado. Después de algunos meses de batalla sin cuartel contra chucho el Joto (el bandido que roba a rateros para darle a los rateros), perdió la batalla y se fué a su castillo para idear su gran y triunfal regreso...
Pasaron los meses, y aún cuando la angustia lo tenía atrapado, pasaba las noches enteras pensando cómo hacerle para volver a estar en la tele, lo cual era su gran pasión. Ya no había spots publicitarios, ni banderines, ni siquiera las estampitas que decían: "Sonrie, ya gané". Así pasó muchas noches, cada vez más agobiado y sin esperanza, hasta que se le ocurrió crear un monsruo que hiciera el trabajo por él y que fuera su fiel sirviente...
Pero para sus propósitos necesitaba un cadaver. Necesitaba encontrar un cuerpo sin vida ni conciencia que pudiera usar a sus anchas para hacerlo a su imagen y semejanza. Y después de una busqueda concienzuda, lo encontró en un grupo de cadaveres llamados el PT (o sea, Personas Taradas). Escogió al que se veía menos conciente y se lo llevó, a pesar de los reclamos de los P-R-D que le decían que si quería carne podrida, ellos tenían un chingo.
FrankenManuel se llevó a su muertito y comenzó a idear el modo de hacer realidad sus sueños. Ya no estaría solo nunca más, porque inclusive se encontró a una muertita llamada Clara Brugada que también le sería de utilidad como chacha. En medio de su locura, el cientifico leyó una y otra vez la famosa novela de Mary Wells para inspirarse y encontrar el modo de reanimar a sus cadaveres. No pasó mucho tiempo, y por ahí del mes de Mayo, logró darles vida a sus cadaveres, a todos los del PT y a otros de un grupito de ñoños llamados Conveniencia, perdon, Convergencia...
Cuando presentó a su creación, todos creyeron que estaba más loco de lo normal. Alguien le preguntó el nombre real de esa aberración, y FrankenManuel no supo decirlo... Qué importaba, sólo era un juguete. Lo llamo Juanito, para después enterarse que su nombre en vida era Rafael Acosta. Pero Juanito no se indignó en ese momento, besó la mano de su creador y le prometió fidelidad absoluta, como si se tratase de un Dios. Al ver esto, FrankenManuel enloqueció y su ego y autoestima subieron, exclamando que todos los que se habían reido de él lo pagarían cuando Juanito cumpliera su misión: ganar la delegación de Iztapa-Sheerwood.
Los aldeanos de Iztapa-Sheerwood, quizá por su ignorancia o quizá por su resentimiento contra el Reino, llevaron a Juanito al puesto deseado. Muchos pueblerinos se sintieron conmovidos por la inocencia de ese aberrante ser y muchos más se asombraron ante el genio de FrankenManuel. Pero lo que nunca se les ocurrió es que, un buen día, Juanito reaccionó...
Juanito se dió cuenta de que era solo una creación, y que sería usado como un instrumento, y entonces se dijo a sí mismo: si ya gané, ¿para qué dejo mi puesto si aquí puedo ganar mucho dinero? El monstruo había adquirido conciencia, y con ella tambien obtuvo ambición, hambre de poder, y ganas de salir en la tele...
FrankenManuel enfureció al saber que Juanito no cumpliria sus ordenes, y nuevamente comenzó con la paranoia de siempre: que si era un compló, que si eran las instituciones, que si era culpa de Pipo, que si las chachalacas y demás pendejadas que solo lograron que todos se quedaran atónitos por la locura recurrente del cientifico...
Hoy en día no se sabe qué pasará con Juanito, ni con Brugada ni con FrankenManuel. Lo único que algunos creen es que nuevamente esa mente soñadora llamada FrankenManuel López Obrador se irá a su castillo a lamer sus heridas, culpando a todos menos a él mismo... El cientifico nunca vió que su creación se rebelaría también contra él, y que todo lo que ahora le critica fué exactamente lo que él puso en el craneo de su horrible creación...
Moraleja: El que con juanitos se acuesta, chingado amanece...
Y bueno, asi termina mi relato. Espero que se hayan entretenido un ratito, y si no... ¡Pues me vale madre!¡Ni que me pagaran para entretenerlos! jOAJOajoJAOjaojOAJoajoAJOjaojoAa.
Colorin, colorado... Este cuento está cagado...
The Hister.
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the_hister@hotmail.com, al fin que ni checho mi correo electrónico, jOAJOjaoJAOjaoJAOJoajojAa.
